Estoy muy pero que muy estresado. Estoy en ese punto donde un mal gesto o una mala contestación pueden hacerme saltar como un auténtico energúmeno. Cuento hasta cinco, hasta diez y a veces hasta cien para calmar mi ira y de momento parece que funciona aunque con todo el trajín que llevo a cuestas eso sólo puede ir a peor. Así pues en esa tesitura paso los días mientras voy solucionando los innumerables pollastres que me salen al paso, la verdad es que la mayoría no son muy importantes pero hay tantos que a uno le falta tiempo, sobretodo el tema “nueva cocina” me está cargando, ya llevo semana y media conviviendo con runa, polvo y un par de chicharelos currantes llamados Roland y Renzo (cágate lorito) y parece que no llegaré a la tercera y última semana de reformas. Quién me mandaría a mi.... Bueno, la cosa es que sin poder cocinar nada, alimentándome exclusivamente de recalentados de microondas y con la casa patas arriba cuando llego del curro y acabo de cenar me voy a la piltra y me enciendo la tele junto a mi esposa, mi garbancita y mi gato. Sin duda lo mejor del día. Pero mi cabeza no da para cosas muy complicadas y es por eso que los últimos capítulos de los Soprano tardan en acabarse, y es que quiero disfrutarlos estando en plenas facultades mentales. Así pues me trago lo que den en la tele, de ahí ver la última película de Mel Gibson, acabar abducido por Frank de la Jungla (por cierto, a este tipo le tengo que dedicar unas cuantas palabras) o los Españoles por el mundo, y engancharme a la nueva comedia favorita de los yankis: Modern Family.
Modern Family es el nuevo producto de Fox que promete hacernos reír. Sus creadores Christopher Lloyd y Steven Levitan ambos responsables de aquella magnífica “Frasier” parecen haberlo conseguido si nos ceñimos a los premios obtenidos por su primera temporada. La comedia está montada de manera muy original como un falso documental y es habitual que los protagonistas hablen en cualquier momento a la cámara. Eso está muy bien, me gusta. El hilo principal de todo el asunto es Jay Prittchet interpretado por el mítico Ed O'Neill conocido sobretodo por su papel en la serie “Married... with children” o en films de culto como “Ford Farlaine”, casi ná. Pues bien, Jay es un ricachón que se ha vuelto a casar a sus sesenta años con una chica colombiana de treinta, madre de un hijo preadolescente gordo llamado Manny. Además Jay tiene dos hijos mayores: Claire que es ama de casa, madre de tres hijos y esposa de un vendedor de pisos bastante retrasado (lo mejor de la serie, sin duda); y el otro hijo es Mitchell, un gay orgulloso de serlo, casado y padre de una niña china adoptada. El tono de la serie es familiar, humor blanco, sin puñetas ni dobles intenciones. Las tramas son las de siempre pero están muy bien tratadas, sobretodo la relación gay me está sorprendiendo ya que si bien es cierto que trata los clásicos temas he de decir que lo hace con bastante gracia. De todas maneras el episodio piloto me defraudó aunque me ha ido ganando con los siguientes, tal vez debido a mi estado esquizofrénico o tal vez porque realmente es buena. No lo sé, ni me importa. Sólo sé que después de ver un par de episodios de la serie me siento totalmente relajado y con un humor a prueba de bombas o de obras en este caso.
ya he visto 3 capitulos... no esta mal
ResponderEliminarUi! Aquests canvis d'humor sobtats... Deus estar embarassat.
ResponderEliminarUiff! pue'ser.
ResponderEliminarReitero la opción de venirte/os pa casa para lo que haga falta en cuestión cocinitas como neighbour que soy... Eso si, tienes terminantemente prohibido acercarte a mis vinilos (no quiero que me hagas scratch con el "aqualung" otra vez...) y, si no es mucho pedir, venir vestido (que nos conocemos).
ResponderEliminarPues puede que mañana me presente por su casa... oooohhhhh-ooohh-ooooooooooooohhhh A-a-a-aqua-lu-u-uunng!
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