Buddy Bradley, un tipo cualquiera
Creo que hace ya algún tiempo os hablé de mi particular nuevo descubrimiento en el mundo del comic, hablo claro de Odio de Peter Bagge. La historia de una familia de las afueras de New Jersey me hizo pasar grandes ratos pero cuando el hijo mediano, Buddy, decide abandonar el hogar para vivir la vida en el lluvioso y grunge Seattle toda la historia dio un salto de calidad espectacular. Desde luego no hay cosa mejor para subirme el ánimo que leer algunas de las cosas que le pasan a Buddy Bradley, sin duda podría pasar por uno de nosotros. A veces me veo reflejado, otras (que son la mayoría) al que veo es a mi archienemigo Guzzest. Y es que tanto la forma de pensar, como la pinta, como sus gustos, y en esto meto tanto los que incluyen a la cultura como los vicios, parecen copiados directamente de la vida de Guzz. Pero dejemos de hablar del señor Hernia y volvamos a Buddy Bradley. Después de varios tomos parecía que la historia decaía un poquito, concretamente el tomo 4 de Odio era más bien flojito, eso coincidió con la vuelta al hogar de Buddy junto a su novia del momento, la neurótica Lisa. No es que estuviese mal, me reía, pero algunos pasajes eran ciertamente repetitivos, es por eso que comencé el tomo 5 con algunas reservas. Y reconozco haberme equivocado. Ese tomo es la repanocha. Pero de todo lo que pasa en él, que son muchas cosas, me quedó con el momento en que la hermana de Buddy le organiza una cita a ciegas con una enfermera asiática mayor que él, la primera cita resulta un desastre, la tipa es un marimandona de tres al cuarto pero Buddy, no sé como, acaba sucando el melindru. Después de eso Buddy ni la llama ni nada, pasa. La asiática le canta las cuarenta y a él como buen calzonazos no le queda otro remedio que volver a quedar con ella quien arrepentida por la bronca le ha preparado un regalo, ha conseguido 2 entradas carísimas para ver a U2 pensándose que como a todo el mundo a Buddy también le gusta el grupo de Bono. Buddy miente por no hacer un numerito en el restaurante, luego se disculpa muy educadamente para ir al baño, y es allí donde se pone a vomitar sólo al pensar que tendrá que ir al concierto de unos mierdas, y como no quiere hacer tal cosa decide afrontar la situación y cantarle las cuarenta a la oriental. Así que como es de suponer...., sale corriendo del restaurante sin dar ninguna explicación. Qué grande!!! Os recomiendo que os hagáis con las desventuras de Buddy que son acojonantes, y es que Buddy es todo un personaje, hasta Adam Green le ha dedicado una canción y según me dijo un pajarito se especulaba con la idea de hacer una película, eso ya da más miedo, pero bien hecha podría ser muy canalla e hijoputesca. Si al final se lleva a cabo espero que Guzzest se presente al casting.
Pero mira que eres cabrón.
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