A principios de 1968 la banda británica Jethro Tull
capitaneada por Ian Anderson aparecía con un muy buen debut bajo el brazo.
“This Was” es sin duda un debut memorable lleno de buenas canciones e
impresionantes melodías que básicamente y aunque extrañe a muchos terrícolas
bebía del blues de toda la vida. Mucha culpa de ello tenía el guitarrista de la
banda Mick Abrahams que firmaba muchas de las composiciones junto a Anderson
además de los no menos importantes “arreglos”. A pesar del relativo éxito, las
tiranteces no tardaron en germinar, se sabe y se comenta que Anderson no es un
tipo muy afable, es algo cojonero y picajoso, además de un músico excelente
claro está pues domina a la perfección desde la guitarra, el piano, el órgano y
la armónica hasta las voces y como no, esa enigmática y sorprendente flauta
travesera. El disco, como digo, tenía canciones de lujo como “My sunday
feeling” y “Someday the sun won’t shine for you”, pero Anderson ya estaba
investigando y probando nuevas vías de escape como “Serenade to Cuckoo” que
tocó bastante los bemoles al bueno de Abrahams por la nueva dirección que Ian
quería darle a la banda. Aún así me quedo con “Dharma for one” y la increíble
“A song for Jeffrey” como las canciones del disco. En aquellas sesiones se
crearon dos joyitas como “Love story” y “Christmas song” que incompresiblemente
se quedarían fuera del disco definitivo. Los Jethro Tull comenzaban a funcionar
pero entonces Abrahams abandonó la banda.
Anderson ya con plenos poderes sobre el grupo ficha
al bueno de Tommy Iommi (sí, el mismo que luego formó Black Sabath) pero no
aguantó ni dos meses en la banda. Estuvo entrando y saliendo de la formación
durante la grabación del Rock’n’roll Circus stoniano a finales de 1968, sale en
dicha actuación y tocó algunos riffs en la grabación de Stand Up. Por cierto,
esa actuación es grandiosa y “Song for Jeffrey” suena mejor que nunca, claro
que era en riguroso playback, je je... Después de pruebas con diversos
sustitutos el puesto acabó en manos de Martin Barre que se puede considerar el
guitarrista titular de casi todos los discos de Jethro Tull. Así pues, con una
formación estable y estando ya bastante engrasados, los Tull comienzan su época
dorada, donde las sesiones de los discos y la aparición de las canciones se
mezclan sin saber muy bien si pertenecían a uno u otro álbum. Del 69 al 76
firman grandiosas obras, mis favoritas: “Stand up” (69), “Benefit” (70),
“Aqualung” (71), “Thick as a Brick” (72), la curiosa compilación “Living in the
Past” que recopilaba descartas y singles de toda esta época, y “A passion
play”(73). “Thick as a Brick” es según todo el personal su cima creativa, no lo
pondré en duda, pero personalmente me quedo con “Aqualung” que me parece su
obra maestra y luego, elijo sin duda al disco del que hoy os vengo a hablar
desde el exilio, mi disco más querido de los Tull. No el mejor, pero sí mi
favorito. Desde su increíble portada me enamora, y luego, claro, sus canciones
me dejaron K.O desde el primer momento que las escuché. Los Tull del 69 sonaban
cojonudos y diferentes a todo lo que les rodeaba y eso, en esa época, no era
nada fácil.
Es “Stand Up” curiosamente el único álbum de Jethro
Tull que logró el número uno en las listas inglesas de la época, casi seis
semanas en el primer puesto en el glorioso año 69. Cosa extraña y a tener en
cuenta pues más tarde llegarían los grandiosos “Aqualung” y “Thick as a brick”,
pero nunca llegaron a esos niveles, de hecho, el otro mejor disco en las listas
de Jethro Tull es “Benefit” que llegó al tercer puesto. Antes de la publicación
del disco aparecen dos temazos que incomprensiblemente quedaron fuera del
disco, dos cañonazos en forma de single que han ido entrando a lo largo del
tiempo en compilaciones y ediciones deluxe. El primero de ellos fue “Living in
the past” todo un clásico y el segundo el excelente “Witch’s promises”. Dos
grandes canciones que quedaron fuera y que de haber estado hubiesen llevado a
“Stand Up” a lo más alto, a brillar con luz propia en la discografía del grupo
y en los discos de cabecera de esa gran añada. “Sweet dream” y “Driving song”
que están presentes en la edición deluxe del disco también quedaron fuera, así
que imaginaros que hubiese sido del disco si todo este material no se hubiese
dejado de lado. De todas maneras, lo que ofrece “Stand Up” es toda una delicia.
Aquel bluesrock de “This Was” tiene su lógica
continuación en la canción que abre el disco, “A new day in yesterday”, que
comienza con unos misteriosos riffs que ya no nos abandonan. La guitarra del
disco es de Martin Barre pero es sabido que Tommy Iommi grabó algunos riffs,
sin ir muy lejos se dice que algunos de esta canción, los de “Living in the
past” que al final no entró y también metió mano en la acojonante “Nothing is
easy”. Algo de verdad debe tener el asunto porque reminiscencias de esos riffs
podemos encontrar en el debut de Iommi con Black Sabath. “A new day in
yesterday” es un impresionante bluesrock progresivo con su flauta travesera
incluida. Un temazo. El “nuevo sonido” Tull se afianza con la coqueta “Jeffrey
goes to Leicester Square” donde Anderson se luce a la voz, una tonadilla alegre
y fresca con una percusión peculiar y la flauta danzando sin parar. “Stand Up”
es recordado, entre otras cosas, por contener “Bouree”, ese aroma a clásica
increíble típica de Jethro Tull, una instrumental alucinante que se te graba en
la sesera y ya no te abandona. Simplemente magistral. Lo progresivo se adueña
de “Back to the family” con inicio tranquilo y melódico virando a rock rotundo
con guitarras desbocadas y la flauta a galope. “Look into the sun” es una
preciosidad, una joya melódica marca de la casa, cerrando magníficamente la
cara A.
Lo que vendría a ser la cara B comienza con el pelotazo
absoluto de “Nothing is easy”, con una melodía que pasito a pasito se va
haciendo grande y arrebatadora conforme avanza la canción. El progresivo estaba
acechando, llámalo como quieras, lo puedes llamar progresivo pero es puro rock,
del bueno, así de simple. Una de mis favoritas. Luego llega lo que llega, llega
esa genialidad llamada “Fat Man” con esos toques indios y esa frase inicial: “I
don’t want to be a fat man…”. Una canción descomunal, cortita pero directa al
grano, un single de lujo que fue tocado en el Circus de los Stones pero que a
Jagger no le apeteció que estuviese presente finalmente, claro que no le gustó
el resultado de nada de aquello pues casi treinta años estuvo en el cajón
guardado. El sonido clásico llega con “We use to know”, sí, de corte muy
clásico donde brilla la guitarra eléctrica por encima de todo. De la eléctrica
a la acústica, en “Reasons for waiting”, tenemos aquí otro bellezón de canción,
de esas que tanto abundan en la discografía de los Tull. Preciosa sin más.
Cerramos este espléndido disco con “For a thousand mothers” a todo trapo, otro
bluesrock como al inicio, flauta y guitarra de la mano peleando por el
protagonismo.
“Stand Up” es sin duda el primer gran disco de Jethro Tull.
Un disco oculto y maravilloso de aquel 1969. Una tremenda colección de
canciones de puro rock adornadas por la mágica flauta de Ian Anderson.
01.- A New Day Yesterday/ 02.- Jeffrey Goes To Leicester Square/ 03.- Bouree/ 04.- Back To The Family/ 05.- Look Into The Sun/ 06.- Nothing Is Easy/ 07.- Fat Man/ 08.- We Used To Know/ 09.- Reasons For Waiting/ 10.- For A Thousand Mothers
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