Noé, pequeño pero matón

Comienzo a tener muchos juegos de mesa y poco sitio, claro que no llego a la bestialidad de mi hermano Black Meeple que creo pasa de los 200 pero con casi treinta la estantería ya comienza a sufrir. Es por eso que cada vez me interesan más los pequeños juegos, por eso y porque suelen ser divertidos, frescos, fáciles de explicar, de transportar y son para todos los públicos. En esas que pasó mi aniversario y a uno le regalaron bastantes cosicas, todas ellas de mi agrado. Una en concreto muy coqueta. Venía en una pequeña lata metálica con una portada en relieve con magníficas ilustraciones de Noé y los animales de su arca. Sí, el juego es Noah, un juego de cartas de Bruno Cathala y Ludovic Maublanc, la verdad es que sólo por las ilustraciones ya tiene uno ganas de adquirir el juego. Lo había visto y me interesaba, el precio era asequible (unos 12 euros) pero si te lo regalan, pues mejor. Al abrir la lata encontramos un porrón de bonitas cartas y cuatro piezas de puzzle que forman el tablero/arca (mi archienemigo con el puzzle tendría bastante, le duraría días acabarlo!), y unas fichitas que servirán de marcador. Las cartas representan parejas de animales, habrá machos y hembras, cada carta tiene un número en la parte superior, algunos llevan detalladas alguna acción especial y otras pueden llevar de 0 a tres gotas de agua. Ya me explicaré para que sirve cada cosa o mejor no, en el blog “No me canso de jugar” lo explican mucho mejor: Noah I, Noah II, con esto tenéis de sobra pues está muy pero que muy bien explicado. 


Bonito y barato, y bueno? Pues sí, muy divertido y con altas dosis de puteo aunque no lo parezca. El que gana no es el que se queda sin cartas sino el que al acabar el turno suma menos gotas de agua con las cartas que le queden en la mano, claro que si uno se queda sin ninguna y cierra la partida tiene las de ganar pero de no hacerlo puede ir solventando la papeleta y en la tercer y última ronda dar el mazazo definitivo. Ya digo, Noah, es un juego muy barato y fácil de transportar, ideal para entrar en el mundo jueguil que es inabarcable, creedme, pero que despertará el gusanillo sino a todos sí a la mayoría. Puedes jugar con niños de ocho años o con el abuelo de noventa, no tiene mucha dificultad y toda la familia lo pasará de miedo, hasta 5 jugadores podrán gozar de este juego, un ideal regalo para el ya clásico “amigo invisible” navideño.


1 comentario:

  1. Gracias Nikochan por el detalle de enlazarme, muy curioso que seas hermano de la gran ficha negra ;), jeje.

    Seguro que os pegais unos buenos vicios :D

    Un saludito

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