Juliet, naked

Me he plantado esta mañana delante de la estantería repleta de libros buscando algo que me hiciese pasar el rato en estas deprimentes y aburridas tardes de agosto en la rebotica. No me convencía nada y no ando sobrado para ir a la librería y comprarme alguno de mis deseados libros y debido a mi paupérrima vida social tampoco es que pueda ir pidiendo que me presten algo interesante, a quién?. Tal vez por eso he decidido darle una nueva oportunidad a Hornby y su “Juliet, naked”. Lo había empezado en un par de ocasiones pero, si os digo la verdad, no sé porqué lo había abandonado a las primeras de cambio si es fantástico. Lo arrinconé de mala manera y me daba una pereza descomunal ponerme con él, pero no podía estar más equivocado. Llevo casi doscientas páginas y me lo estoy pasando en grande. No es sólo que hable de alguién que dedica su tiempo libre o todo su tiempo con su hobby, la música. No es sólo que se apasione por discos, bandas y solistas. Concretamente con uno, con su obra. Y que además escriba un blog sobre ello, compre todo lo relacionado con él e incluso haga una ruta turística centrándose en aquellos lugares que fueron vitales en la vida de su ídolo. Realmente es que es cojonudo. Divertido. Irónico. Desmitificador. De algún modo incomprensible e incierto me veo reflejado en algunas ocasiones con el protagonista del relato, en sus ideas y conclusiones absurdas sobre ese o aquel disco, en la necesidad imperiosa de hacer un post y decirles a los amigos virtuales antes que nadie lo sensacional que es el nuevo trabajo de aquella vieja estrella del rock. Luego el libro toma un camino interesante sacando a la luz al rockero retirado y relaciones que se van al garete, y eso a mí me parece la repera, pero no cuento más. El libro es un tremendo y acertado retrato generacional de cuarentones sabelotodos culturales que creen tener la razón absoluta, esos personajes que crea un servidor los conoce, podría ser mi vecino, mi archienemigo o yo mismo. Es tremendo. Lo único que jode del tema es no poder escuchar realmente a Tucker Crowe, no poder escuchar su “Juliet” y su sacacuartos para fans “Juliet naked”. Joder, qué gracia, y debatir si ese disco y ese autor son mejores que el mismísimo Dylan y su “Blood on the tracks”. Si es que ahora mismo me pondría a discutir vía facebook con Duncan y Annie sobre el tema, y seguramente me pasaría horas y horas... Así es, es imposible que alguién a quién le guste la música tanto como a mí no disfrute con el libro, lo recomiendo de todas todas aunque sé de buena tinta que a mucha gente no le acabó de engatusar tanto como “Alta fidelidad” a pesar de reconocer a solas y a regañadientes que es infinitamente superior a sus trabajos anteriores. Y nada más, me voy a seguir con la historia que se había puesto muy pero que muy interesante. Saludos terrícolas.  

2 comentarios:

  1. Me apunto el libro, tengo un montón pendientes pero este igual lo cuelo, me ha llamado la atención.
    Sasludos.

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  2. Pero como??!! Que no sabe a quien pedir prestados unos libros??!!
    Home de poca fe... Que no todo son tochacos en casa..
    Invitanos a unos cocteles y te llevamos una caja entera!! ;P

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