Código fuente (2011)

Creo que después de aquella sorprendente y magnífica obra de debut con la que nos obsequió el hijo del señor Bowie, aquella estupendísima “Moon” con un Sam Rockwell en estado de gracia, he tardado demasiado en ver su segundo film. Ayer puse remedio a eso. Duncan Jones recibió innumerables halagos, palmaditas en la espalda y por supuesto muchos premios que irremediablemente acabaron por traer un encargo de Hollywood de más envergadura y dinero, cosa que en general suele darnos un gatillazo del copón. Vale, ahí está Duncan, con 30 millones de dólares, con Jake Gyllenhaal, Michele Monaghan y Vera Farmiga (guaperas con el beneplácito de Hollywood) y un guión original pero fácil de destrozar, para entregarnos su segundo film. “Código fuente” se llama el asunto, y se basa en la pura scifi, en los viajes cíclicos en el tiempo (aunque no son viajes en el tiempo exactamente), en la realidad alternativa, en el universo paralelo. El producto que consigue es muy entretenido y para nada pesado, es decir, como blockbuster es la repanocha pero carece de la profundidad científica necesaria para llegar a ser un film de culto, así como demasiados agujeros negros en la historia que aparecen cuando uno se pone a pensar y analizar todo lo sucedido.

SINOPSIS: El capitán Colter Stevens (Jake Gyllenhaal), un soldado que forma parte de un programa experimental del gobierno para investigar un atentado terrorista, despierta en la piel de un viajero del tiempo cuya misión es vivir una y otra vez el atentado a un tren hasta que consiga averiguar quién es el culpable. Guiado por una oficial de comunicaciones (Vera Farmiga) que controlará a Stevens en su viaje a través del tiempo, en el tren el joven conocerá a una viajera (Michelle Monaghan) con la que se implicará emocionalmente. 

Si no habéis visto el film y lo pensáis ver no sigáis leyendo. Avisados quedáis. El brokebackmountain está lisiado y mantienen su cerebro activo. Según dicen por sus características conectan su cerebro con el rastro de uno de los muertos del atentado del tren durante ocho minutos, tiempo que tiene para descubrir quién puso la bomba. Esto lo repite una vez tras otra hasta dar con el terrorista y además le queda tiempo para ligar y para preguntarse en qué clase de proyecto anda metido. El amigo Duncan lo hace todo muy bien. El ritmo, la estética, la investigación paulatina… Todo, está muy bien parido pero al final te deja alguna que otra laguna. Hay universo paralelo? No. Porque sólo hay una vida real, y una vez consigue salvar el tren y quedarse en el cuerpo del mindundi escogido, él, queda desdoblado. Sigue siendo el tipo del código fuente y ahora ha poseído al pobre hombre al que se supone le ha desaparecido la conciencia. Incomprensible y absurdo. Podría ser que ese “final feliz” con la chica sólo lo imagine el medio-hombre que hay dentro de la cápsula aunque consigue enviar un sms, pues eso pasa, sí o sí. Es decir, el hombre “poseído" sigue siendo el mismo y la vida sigue igual pero sin atentado, él ha conseguido salvar al populacho y sigue en el proyecto código fuente quiera o no, consigue enviar ese sms pero su conciencia vuelve a su cuerpo y él imagina que todo ha ido bien y que es feliz de la muerte, borran su memoria y a otra cosa mariposa. No sé, la cosa queda muy ambigua y tontean al final, con algunas lagunas que si las obviamos nos queda un producto resultón y muy entretenido. Duncan no mejora su ópera prima pero siguiendo en la scifi entrega un producto más que notable que no defrauda ni aburre. Interesante sin más, nunca mejor que “Moon”.