Siempre me ha parecido injusto que se ningunease a Ringo. No lo entiendo. Puede que formar parte del mejor grupo de la historia, el estar cada día al lado de tres genios e incluso el haber sido el último en llegar provoque que se le menosprecie musicalmente hablando pero qué cojones, era el batería del grupo así que algo tendrá que ver él en la calidad de sus discos. No creo que resulte fácil tocar la batería en “A day in the life” por poner un ejemplo de una de mis canciones favoritas, tampoco creo que lo sea soportar a tres descomunales egos en las sesiones de grabación del imprescindible y mítico “White Album”, pero Ringo era así, un santo, un hombrecillo carismático. Un tipo que se va con sus compinches a hacer el nota con el Maharishi de los cojones con una maleta repleta de latas de judías Heinz por amistad y buenrollismo merece un respeto, eso sí, una vez se le acabaron se marchó como había llegado. Lo puto crack. Pero ojo, que como decía el tipo musicalmente no era manco, eso es lo que vengo a decir, quiero reivindicar su figura, a mí al menos estar un ratito con él siempre me reconforta. Dejaré de lado sus aportaciones vocales con los Beatles que a mí me parecen acojonantes y me centraré en reivindicar su faceta en solitario pues desde que dejó la banda ha parido media docena de discos más que notables.
“Sentimental Journey” es un caramelito, una auténtica joya. El mismo año, 1970, saca el que tal vez dejó mejor sabor de boca a los desconsolados fans de los Beatles pues si Ringo hacía eso que podrían hacer los otros. “Beaucoups of blues” es extraordinario, no me canso de ponerlo, ya su portada es tremenda pero su contenido sorprenderá a más de uno. Y lo mejor estaba por llegar con ese discazo de 1973 llamado simplemente “Ringo” donde colaboraban Lennon, Harrison y McCartney, su amigo Marc Bolan, Nicky Hopkins, Jim Keltner, Bobby Keys, Billy Preston, Harry Nilsson, Klaus Voormann..., y así podría estar hasta mañana citando a cracks de esto del rock. Un señor discazo, un puto clásico nikochiano que ya diseccioné en su día. Un indispensable. “I'm the greatest”, “Have you seen my baby?”, “Photograph”, “You're sixteen”, “Oh my my”, “Devil woman” y por supuesto ese cañonazo que es “It don't come easy”. Sólo con este disco Ringo merece el respeto y la admiración que a veces se le niega, muchos artistas mejor considerados pagarían por tener un disco así entre sus obras. Grande Ringo, grande. En 1974 acaba con su racha con “Goodnight Viena” que era una lógica y gran continuación de ese discazo que deberíais estar escuchando ya. Luego los tiempos modernos y los diferentes estilos musicales tecnológicos así como la pista de baile ochentera le fueron arrinconando aún así firmó grandes discos como “Time takes time” de 1992 o “Ringorama” del 2003. Cualquier compilación de este mosntruo será bienvenido a vuestra discoteca, nunca viene mal tirar de Ringo, particularmente me reconforta y sube el ánimo. Ringo forever!!!
Siempre he pensado que Ringo fue el que mejor se lo pasó de los cuatro beatles y efectivamente si estuvo "ahí" algo debió aportar no?
ResponderEliminarEso sí de sus trabajos en solitario ni idea pero ahora ya tengo una guía por donde empezar.
Saludos