Después de un fin de semana bastante movidito llegué al domingo tarde con muchas ganas de abandonarme en el sofá de casa y ver algún que otro film no demasiado profundo. En esas circunstancias suelo escoger algo comercial, de buena factura y que consiga entretenerme no poniendo el listón muy alto pues cabe la posibilidad de quedarme totalmente dormido. Busqué y rebusqué en mi cajón multimedia desastre y encontré una película germana precedida de alguna que otra buena crítica, aunque tampoco muchas. El film está basado en el libro infantil “Krabat” de Otfried Preussler que a su vez cogió la historia de una antigua y mágica leyenda alemana. El film que en España lleva el nombre de “Krabat y el molino del diablo” narra la historia de un joven que aprende artes oscuras de un malvado hechicero.
SINOPSIS: Krabat es un adolescente huérfano a quien una voz en sueños le insta a dirigirse a un viejo molino, donde le iniciarán a él y otros aprendices en el arte de la magia negra. Pero todos los seres demoníacos exigen un alto precio por lo que ofrecen: el alma, la libertad e incluso la vida. ¿Cómo defenderse de alguien que controla tu pensamiento, tu voluntad e incluso tus sueños? Krabat no se resigna a acabar como sus compañeros...
El film está dirigido con solvencia por un tal Marco Kreuzpaintner que lo deben conocer en sus casa a la hora de comer porque para el resto de seres del planeta es un total desconocido. Tal vez lo más interesante además de la historia que está muy bien parida sea el elenco de jovenzuelos que aparecen en el film, casi todos ellos futuras estrellas de cine, en Alemania, en Europa o hasta en Hollywood. La verdad es que hay un par que ya lo son, uno de ellos es el protagonista, el chico que interpreta a Krabat llamado David Kross al que luego hemos visto en The Reader pues “Krabat” es anterior al film de la Winslet. Y sobretodo al hispano-germano Daniel Brühl, sí el de “Goodbye Lennin”, “The Edukators” o “Inglorious Bastards”. Un crack que interpreta a Tonda, el alumno aventajado del maestro hechicero. Tampoco es que “Krabat” sea un peliculón, pero particularmente prefiero este film que los “Potters” de los cojones. La historia es mucho mejor, y más antigua. Existe una gran cantidad de momentos oscuros y de cierto grado de terror, en ningún momento se hace pesada y la historia romántica entre Krabat y Kantorka (ojito con la muchachita llamada Paula Kalenberg que es mi nueva musa) está bien resuelta y en ningún momento se vuelve una ñoñería como en la saga del mago gafotas. Ya digo, no es un gran film pero cumplió con las espectativas, entretenerme una tarde de domingo y conseguir que no se me cerrasen los ojos, cosa que ayer era francamente difícil.
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