“Dear Companion” (2010): 1.- Something, Somewhere, Sometime; 2.- My Wealth Comes To Me; 3.- Neednt Say A Thing; 4.- Wilson Creek; 5.- Only A Song; 6.- Dear Companion; 7.- Flyrock Blues; 8.- Try; 9.- Flyrock #2; 10.- Sweet Marie; 11.- It Wont Be Long.
Queréis escuchar un disco bonico de verdad? Un disco bonico del to? Pues entonces “Dear Companion” es vuestro disco. “Dear Companion” aparece en la cabeza del violoncelista Ben Sollee cuando decide hacer algo para salvar el ecosistema de las montañas Appalachia que están allá por donde Cristo perdió el gorro, más o menos por Canadá. Pues bien, el disco se hace con la intención de dar los beneficios de las ventas al apoyo de la causa, y ojo, que son el 100% de los beneficios, no es poca cosa. Para ello Ben Sollee además de contar con su violoncelo tiene la ayuda del músico Daniel Martin Moore y con la producción del siempre excelente Jim James. No es un disco típico de Sollee, es un disco algo especial y si tuviésemos que emparentarlo con algo o alguien sin duda me vendría a la cabeza el último y gran disco de los Avett Brothers. La mano de Jim James se nota, y mucho, los acabados son muy suyos y eso hace que el disco no sea ni de Sollee, ni de Martin ni de James, eso sí, el resultado final es muy pero que muy bueno. La canción que abre el disco “Something, somewhere, sometime” con ese banjo de fondo que me pone como loco es un buen comienzo junto a “My wealth comes to me”, ambas son canciones de Sollee, pero no son exactamentes representativas del sonido general del disco sobretodo la canción que abre el álbum. Tal vez uno empieza a cogerle el puntito cuando las canciones de Martin entran en escena, a partir de “Needn’t say anything” y “Wilson Creek” el disco coge una carrerilla imparable. “Only a song” de Sollee es una de mis favoritas, es preciosa, los coros son estupendos. Una gran, gran canción. “Dear companion” suena muy americana, está francamente bien además junto a la canción anterior y la que viene forman tal vez el mejor momento del disco. “Flyrock Blues” es una de mis favoritas del lote, muy en la línea de las cosicas sencillas y espectaculares que hacía Nick Drake, pero la verdad es que lo mejor se hace esperar y lo mejor es “Sweet Marie” donde tenemos guitarras, violín, tuba, violoncelo y clarinete, oh!, una delicia señores. Como todo el disco. Bonito porqué sí. No creo que sea el mejor disco del año ni nada de eso pero seguro que nos hace pasar unos minutos deliciosos.
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