NIKO says.... VENDETTA!!!!!

El otro día al salir del trabajo decidí no pasar por casa, necesitaba una de esas tardes consumistas para frenar la llegada de mi décimo novena depresión otoñal, así que decidí comenzar por el acicalamiento, es decir, busqué una barbería de esas de toda la vida, esas con los clásicos colores azul, blanco y rojo con forma de twister y con un barbero decrépito que suele hablar de cosas que te importan un pimiento pero con los que me encanta entablar una conversación, y es que el barbero es como el camarero de la barra del bar de las películas, con él te sientes a gusto, es como un amigo, un confidente a pesar de que es posible que sea el primer día que le has visto, puedes hablar absolutamente de cualquier tema y eso es en definitiva lo que hice, hablé y hablé, me cortó el pelo, me dejó sumamente atractivo y todo por el módico precio de doce euros que en tiempos de crisis está bastante bien. Luego me acerqué a la tienda Nesspreso a por unos cuantos cafetitos, joder, que bueno está ese café, y es que lo bueno que tiene la tienda además del café es que cada vez que vas, si eres socio, te invitan a uno gratuito, así que me tomé como tres, la táctica era bien sencilla, camuflarme como lo hace Obélix para beber la poción de Panoramix. Salí de allí con demasiada cafeína bajando por el Paseo de Gracia como una moto, entré en H&M y me compré unos pantaloncitos grises de cuadros para el invierno, mas monos.., y la tristeza y la melancolía empezaban a desaparecer, que pena doy la verdad, que consumismo, aunque si no fuese por él seguramente mi dinero se lo llevaría un psicoanalista titulado que tiene toda la estantería llena de los libros de Jorge Bucay, yo tendría menos dinero y ningún bien material, así que.., viva el consumismo!. Por último, me acerqué con recelo al Fnac, aún no había olvidado mi episodio tenso con el chavalito de los granos que me intentó timar por dos entradas para Paul Weller. El chico no estaba, lo busqué pero seguramente ya no trabajaba allí, tendría uno de esos contratos basura por ETT de unas dos semanas de duración. Subí al piso de los discos, y comencé a pasear buscando unas buenas ofertas, encontré un cajón gigante lleno de cds a tres euros y.. e voilà! Allí estaba el “Percy” de The Kinks a 2.95 euros con unas sospechosas pegatinas de oferta, unas sobre la otras, pero claro, me lo pillé mientras seguía buscando, y entonces, lo ví, el nuevo disco de Elliott Brood, ya lo tenían, así que miré el precio y.. joder, “Mountain Meadows” costaba 20€, miré el disco, miré el de los Kinks, miré su anterior trabajo “Ambassador” con una etiqueta a cinco euros, y entonces todo encajó, con una gran habilidad mientras disimulaba mirando discos le quité la pegatina de oferta al “Ambassador” y se la pegué al “Mountain Meadows”, no se notaba nada extraño, pero para que el plan funcionase debía comprarme un tercero, también de oferta y algo mas caro que los otros dos, si me pillaban diría que el de Elliott Brood estaba en el mismo cajón de saldos que el de los Kinks, se la montaría bien montada al chico de la caja, y entonces dejaría el tercer cd que aún debía elegir y me llevaría sólo el de The Kinks por tres euros, armando un pollo considerable y marchándome indignadísimo, si es que no ponía una reclamación. El disco elegido fue el de Guns N’Roses “Appetite For Destruction” por siete euros, una oferta de un clasicazo de esos que tienen siempre. Total de la operación con timo 15 euros, sin timo 30. Tenía que intentarlo. En las quinientas cajas para pagar había un follón espectacular, como un halcón al acecho busqué a una cajera (tenía que ser chica, obviamente), a la mas panoli que pudiese, pija con piercings y gorda a poder ser, y así procedí. Total que me salí con la mía, no me sentía igual de bien desde que robaba discos en Revolver y libros en la librería Sagitario de Horta, que felicidad, y además había saldado una deuda con Fnac. Por fin pude gritar: Vendetta!!!