Me declaro culpable de todos los cargos. Podría declarar enajenación mental transitoria debido a un trauma del pasado pero no lo haré porque merezco lo peor. Guillotina, horca, flagelación, empalamiento, gota malaya, cuna de Judas, tormento de la rata... nada de todo esto sería suficiente pues mi pecado es atroz e incomprensible. Gustándome lo que me gusta, apasionado que es uno por la música, últimamente por la americana de los grandes y nunca, de verdad, nunca he profundizado en la carrera de John Hiatt. Lo siento, ahora comprendéis mi desasosiego, mi quemazón interno.... Con más de 20 discos a sus espaldas, más de media docena de cinco estrellas, millones de recomendaciones y de temas que me encantan nunca me he decidido a repasar su obra, siempre le he ninguneado y la verdad es que me arrepiento. Nunca es tarde se dice, pero puede que sí lo sea o no. Lejos queda como disfruté con "Bring the family" e incluso con "The Tiki Bar is Open", dos excepciones que a pesar de encandilarme no encendieron la mecha para devorar la impresionante obra del señor Hiatt. Y mirar por donde, que después de todos esos discos, de tantos años y tantas canciones, caigo yo rendido a los pies de este genio con su último trabajo, con el maravilloso "Terms of my surrender" y pienso que seré perdonado o qué seré juzgado con benevolencia, que no vagaré por el limbo ni condenado a las torturas más crueles y sádicas, antes tendré por eso que pactar, que negociar los términos de mi rendición, será el momento de redescubrir a un grande, a una figura genial que siempre pensé que estaba en segundo plano pero estaba muy equivocado. Hiatt es muy grande, ahora lo sé, gracias a su último disco, a los dos que conocía, y a esa joya de 1983, ese "Riding with the King" que me ha dejado de pasta boniato. Hiatt nos recuerda una vez más que la arruga es bella.
Si algo caracteriza a este disco además de la clase y la bella arruga es sin duda esa voz tan cruda y áspera, tan llena de sabiduría y buen oficio, tan sobrada de calidad, tan sabia y tan verdadera. Hiatt con su vigésimo sexto disco de estudio da una lección más de sobradez absoluta, una auténtica lección para los jovenzuelos y no tanto que se empeñan en rizar el rizo cuando al final, como siempre, lo que importa son las canciones, las buenas composiciones cantadas con alma y sentimiento, y de esas en este disco hay unas cuantas. Desde el primer susurro de "Long time coming" y la posterior entrada de la guitarra uno sabe a la perfección que este disco le calará hasta los mimísimos huesos, luego,lo de la voz de Hiatt es de verdaderos pelos de punta. Temazo absoluto, bello, sincero e inspiradísimo... ya le gustaría al Boss hacer media canción como esta. El espíritu de Joh Lee Hooker, del viejo blues, aparece en "Face of God" para decirnos que Dios es el diablo hasta que lo miras a los ojos. Increíble blues. La delicatessen "Marlene" me desarma y da paso a uno de mis temas favoritos del disco, esa canción que suena a Steve Earle o Richard Thompson que ni os cuento, esa "Wind don't have to hurry" es acojonante. Y luego, llegamos a la maravillosa "Nobody knew his name", que es otra de mis predilectas, temazo, temazo, temazo.... La que no puedo quitarme de la cabeza es "Baby's gonna kick", rock americano como tiene que ser el rock americano. Lección magistral. Esta primera mitad del disco es de sobresaliente, luego en la segunda aunque en mi opinión baja un peldañito encontramos algunas de las mejores composiciones del disco. "Nothing I love" y "Terms of my surrender" son tremendas, blues a la antigua usanza, tristones pero esperanzadores, el que da nombre al disco es realmente demoledor. Antes de finalizar el disco aparece "Here to Stay" que sin ser mala es la que menos me gusta, por ahora pues va calando hondo, del paquete. "Old people" nos ofrece una bajada de revoluciones, un tema más reposada, más para saborear lo escuchado anteriormente y rematar la faena con la estupendísima "Come back home" que vuelve a la senda springstiniana, la de antes, la buena, no la de ahora. Qué cierre más fantástico para este grandísimo disco que seguro, segurísimo, estará en lo más alto de mis preferidos del año. Discazo con la etiqueta de "la arruga es bella".
Bueno por mi te damos el indulto, sirvan los remordimientos por el tiempo perdido sin pinchar discos de Hiatt.
ResponderEliminarGran entrada y justa, pero es que Hiatt no falla, es mas seguro que la llegada de la letra de la luz.
Un puto genio.
Abrazos
Pd. mi disco de Hiatt es "Master of Disaster", raro que es uno.
Discazo como la copa de un pino. Seguramente lo mejor que ha hecho en años ... sin desmerecer en nada a esa impresionante coleccion que no conoce lo que es un disco malo. Que siga muchos años. Saludos
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