Posiblemente el tercer disco de Tito Neil en solitario sea
mi favorito. No tiene explicación alguna pues a nivel de calidad está al mismo
nivel que otras grandes obras del canadiense, un buen ramillete sin duda como
“Everybody knows this is nowhere” (69), “Harvest” (72), “On the Beach” (74),
“Tonight’s the Night” (75), “Zuma” (76), “Comes a Time” (78), “Rust Never
Sleeps” (79), “Ragged Glory” (90) o “Harvest Moon” (92) que sin duda son mis
elegidos de Young. Así pues el elegir a “After the Gold Rush” como el mejor
entre los mejores no responde a ninguna razón lógica, más bien a un estado de
ánimo, en un período de mi vida en particular. Conocí el “After” virgen de
Young. Contaba yo con apenas quince años y aún compartía casa con mi hermano
“Meeple”. A los dos nos encantaba el folk y los dos coincidimos en engancharnos
a este disco, luego cada uno tomó su camino, y él tomó la belleza y sensibilidad de Drake que
acabó por robarle el corazón. Yo seguí con Tito Neil, aprendí a amar su música, reafirmado todo ello más aún después de asistir en Frías el verano del 2013 a un gran evento en su
honor, además de celebrar la aparición de “After the gold rush”. Después de
todo pienso que no hay compositor, músico o artista más grande que Young, puede
que Bob, pero yo soy más de Tito Neil. Y es que algunos
discos son buenos, otros sublimes. Algunos cantantes son buenos, otros
especialmente buenos. Algunos genios son eso, geniales, otros genios son, eso,
jodidamente geniales. Y eso es lo que es Neil Young un puto genio jodidamente
genial con una voz especial, única, que hace unos discos sublimes, y sublime es
su “After the gold rush”. El disco cuenta como siempre con colaboraciones
estelares, de mayor relumbrón es sin duda la de mi amado Stills, pero por allí
también se dejan caer grandes figuras como Jason Molina, Billy Talbot o Nils
Lofren. Las críticas después de su aparición fueron variadas y sorprendentes,
por ejemplo algún crítico de Rolling
Stone se quedó a gusto diciendo algo así como: "Los devotos de Neil Young propablemente pasarán las próximas
semanas tratando desesperadamente de convencerse de que After the Gold Rush es
buena música. Pero se estarán engañando a sí mismos. Aunque el álbum contiene
material potente a primera vista, ninguna de las canciones superan una barrera
uniforme gris"…. Supongo que al poco tiempo dicho crítico fue despedido o
con el tiempo su credibilidad se fue al garete. No lo sé, mucha visión no tenía
el tipo. De todas formas fue un álbum arriesgado, muy acústico en su mayoría
con algún ramalazo eléctrico muy suyo y algunas letras políticamente punzantes.
Un gran disco, desde su mítica portada hasta sus letras escritas a mano. Una
joyita de esas que no se olvidan y que te acompañan de por vida.
La tripleta acústica
que abre el disco es espectacular. No se puede ser más bueno. Me engatusó a la
primera con esas melodías y con su voz nasal. Qué bonitas! Esos coros de “Tell
me why” siguen la estela de CSN pero a quién le importa? Son maravillosos. La
canción que da nombre al disco es de esas que tengo grabadas en mi cerebelo, y
qué decir de “Only love can break your heart”?, si es que no hay
palabras. Esos tres diamantes forman parte de la banda sonora de mi vida,
bonicas del to, eternas. “Southern man” rompe un algo la ambientación folkiacústico-americana
marca de la casa y entrega un ramalazo eléctrico-político del copón bendito, un
alegato contra la esclavitud típica sureña que tocó las narices a más de uno y
de dos, en concreto se le inflamaron los bemoles a Ronnie Van Zandt de los Lynyrd
Skynyrd y remató la jugada Tito Neil en “Harvest”
con “Alabama”, joya menor, pero joya al fin y al cabo. El tema es un temazo,
con ese inicio guitarrero fulgurante que se repite una y otra vez, y esa voz de
Young a punto de romperse e incendiar la ciudad. La coqueta “Till teh morning
comes” cierra magistralmente la antigua cara A dejándonos con cara de bobo. La
B la abre esa balada countresca que me derrite toa toa llamada “Oh lonesome me”
a la que le sigue esa maravilla cósmica de “Don’t let it bring me down”. En “Birds”
toma protagonismo el piano para dar paso al despiporre de “When you dance, I
can really love” una de mis favoritas del disco. Cerrando el disco entrega otro
diamante, esa “I believe in you” con estructura marca de la casa que me pone
los pelos de punta, me deja el alma hecha trizas. “Cripple creek ferry” nos
deja un sabor de boca inigualable para dejarnos claro que esto, este “After the
gold rush” es una obra maestra indiscutible.
* post aparecido originalmente en "EXILE: subterranean homesick magazine"
01.- Tell Me Why/ 02.- After The Gold Rush/ 03.- Only Love Can Break Your Heart/ 04.- Southern Man/ 05.- Till The Morning Comes/ 06.- Oh Lonesome Me/ 07.- Don't Let It Bring You Down/ 08.- Birds/ 09.- When You Dance, I Can Really Love/ 10.- I Believe In You/ 11.- Cripple Creek Ferry
* post aparecido originalmente en "EXILE: subterranean homesick magazine"
Una obra magna, como dices. La compré siendo jovencito y todavía la pincho a menudo.
ResponderEliminarUn abrazo, Niko.
Que es un 10 sin ningún genero de duda. Mi favorito Tonights The night
ResponderEliminarPOM y punto, el tío Neil encadena 6 o 7 discos en los setenta que son punto y aparte, niputaidea cual me gusta mas, este desde luego es uno de ellos.
ResponderEliminarAbrazo.
Totalmente de acuerdo, también es mi obra favorita de Neil. El "Southern Man" lo tengo ya reservado para cuando esparzan mis cenizas por Gredos.
ResponderEliminarNo hay palabras para describir tanta belleza.
Saludos,
JdG