Con la aparición de discos incuestionables en lo que va de año como “Beware” de Bonnie “Prince” Billy (para mi es el mejor hasta la fecha) “Secret, profane & sugarcane” de Costello (una puta maravilla que la verdad no me esperaba), “Keep it hid” (la sorpresa del año, uno de mis favoritos, que en cada escucha se hace mejor y mejor) de Dan Auerbach, el “álbum” de Wilco (que pese a un par de canciones notables y la espectacular Bull Black Nova está perdiendo pistonada, espero que las canciones ganen en directo), “Midnight at the movies” de Justin Townes Earle (un clasicazo del siglo 21), “In Dearland” de Elvis Perkins (alegría y divertimento con sabor a New Orleans), “Tight knit” de Vetiver (la confirmación de que el bueno era Cabic), “Hold Time” de M.Ward (otro discazo mas de M) e incluso el “Grace/Wasteland” de Peter Doherty (sorprendentemente un gran disco de la caricatura del rock), ya me puedo dar por satisfecho pues hablo de muy buenos discos, discos que seguro estarán en lo mejor de las listas de final de año. De todas maneras mi espíritu inquieto y mi insaciable apetito musical me hacen seguir buscando cosicas ya que por suerte dispongo de mucho tiempo para escuchar a fondo la plétora de discos que llegan a mis manos. A la última hornada de discos no le he dedicado el tiempo que debería, bien por que acabo de obtenerlos bien porqué estoy enfrascado en otros menesteres, de todas formas muchos de los discos de los que voy a hablar ya han sido comentados por Guzzest y es posible que en un futuro les dedique una crítica mas digna. Ahí vamos:
“Hombre Lobo: 12 songs of desire” (Eels): después del atracón que me di el año pasado con el inagotable “Meet the Eels”, recopilatorio que se tiene que tener sí o sí, llega esta nueva entrega de Mr. E. Conforme pasa el tiempo cada vez disfruto mas de la obra de este tipo, obra que por otra parte esta siendo mas consistente, igual de provocadora y mejor parida que la del amigo Beck. Eels a estas alturas no tiene nada que demostrar, siempre ha hecho lo que ha querido y como ha querido. Este “hombre lobo” suena espectacular, y parece que acabará ganándome el alma y se convertirá en uno de mis predilectos del año. Para empezar “Prizefighter”, “What's a fella gotta do” y “Tremendous dynamite” me mantienen enganchado a un disco exigente, difícil pero genial al fin y al cabo. Para mas información ver crítica del amigo Guzzest.
“The Jim Jones Revue” (The Jim Jones Revue): es este un disco atronador, rocanrollero, un disco con un sonido garagero acojonante. Al rock muy al estilo cincuentero se le ha dotado de la fuerza y la agresividad del punk acompañado por un piano diabólico que sólo escucharlo nos hace empezar a cometer un pecado tras otro. Sin duda esta es la música que debe escuchar el demonio antes de correrse una buena juerga. Jim Jones no nos da cuartelillo en ningún momento y parece que estamos escuchando al hijo de Jerry Lee Lewis y Little Richard. Apuntaros “Princess and the Frogg”, “Rock’n’roll psychosis” y “Fish 2 fry”. Pura dinamita.
“Yonder Is The Clock” (The Felice Brothers): el disco del año pasado fue realmente bueno, y a falta de dedicarle mas tiempo a su nuevo álbum, mi primera impresión es que el nivel no ha decaído, incluso parece que el tono general es mejor, no hay altibajos, pero sí me parece añorar algún que otro pelotazo como aquella dylanesca “Frankie’s gun!”. El disco se revela como una auténtica fiesta tabernera llena de excesos, de alcohol y de mujeres de mala vida. Los hermanos Felice son buenos, muy buenos, pero uno tiene la duda de dedicarles demasiado tiempo ya que para escuchar a unos imitadores de The Band, me quedo con The Band. De todas formas con canciones como “Sailor Song”, “Run Chicken Run” y “Penn Station” tienen asegurado un lugar entre los mejores.
“The Eternal” (Sonic Youth): nunca he sido un buen seguidor de los Sonic Youth, la verdad es que ni siquiera he sido un mal seguidor. Podría decir que no les he seguido nunca y no faltaría a la verdad. No es un grupo que despierte mi interés, probablemente porque mis gustos musicales cada vez distan más de lo que nos ofrece este grupo neoyorquino. Ha pesar de esto no discuto su calidad, su influencia en la música de nuestro días ni sus ruidosas composiciones. Tal vez deberían leer a Guzzest que hizo ya una crítica extensa del grupo o llamar a nuestro colaborador invisible Flush que creo domina mas la materia que un servidor. El disco nos ofrece indie-rock, distorsión, guitarras underground, y canciones de trabajada escucha aunque habiendo escuchado otros discos anteriores, éste parece uno de los más accesibles en tiempo. “Anti-orgasm”, “Thunderclap” y "Sacred trickster" hacen que me interese mas de lo que jamás hubiese pensado por estos “nuevos-viejos” Sonic Youth.
“Set’em Wild, Set’em Free” (Akron/Family): estos tipos aunque son también de la gran manzana no tienen nada en común con los Sonic Youth, lo suyo es el folk psicodélico y el rock cercano a Neil Young y Crazy horse, y con esas referencias le dedico un par de escuchas, y que pasa, que de entrada me decepciona algo. O tal vez no le he cogido el puntillo que esperaba, y es que me esperaba algo más rústico y no tan “modernete”, tal vez la psicodélia que destilan estos tipos no me ha calado del todo, tal vez me falte alguna ayuda química, qué sé yo. A pesar del interés que me despertó este disco y a pesar de alguna que otra canción notable como “Sun will shine” o “MBF”, creo pensar que estoy delante del disco mas flojo del paquete.
“Vacilando Territory Blues” (J.Tillman): al bueno de Tillman le llega el éxito al incorporarse como batería a los Fleet Foxes aportándoles su delicada y bella voz, sus magníficos dotes como compositor, y su facilidad para hacer buenas melodías. Pero es que Joshua no es nuevo en la industria, éste es su cuarto disco en solitario, un disco que por cierto gana con cada escucha. Es triste, melancólico, precioso en algunos de sus pasajes, oscuro y perfecto para los días lluviosos. “Firstborn” es casi perfecta, y “James blues” junto a “Lanourless land” sólo hacen que engancharte a este disco que bebe demasiado del genio de Will Oldham. A la gente que disfruta con “Bonnie” les gustará el disco, a aquellos que disfrutan con Sonic Youth les parecerá soporífero. Cuestión de gustos.
“Noble Beast” (Andrew Bird): la verdad es que le he dedicado bastantes escuchas a este disco aunque de forma intermitente y despistada. El cantautor, violinista y eterno silbador nos entregó en enero un discazo. La primera canción es simplemente genial, pop de etiqueta, eterno. Y que la primera canción sea tan, tan buena hace posible que eso desluzca al resto de composiciones aunque todas ellas estén por encima del notable. Andrew Bird nos deleita con este delicado disco que navega entre Anthonys, Rufus e incluso Belle & Sebastián, pero eso sí, con estilo propio. Y es que el silbiditos es muy suyo. Atentos con “Oh, no”, “Masterswarm” y “Not A Robot, But A Ghost”, tres canciones de lo mejorcito del año. Seguro? Se lo juro.
Va pal horno el guzzest-hits para el sr.Nicho para lograr que le molen de veras los Sonic Youth a la que tenga ocasión. Creo que será fácil, el Nicho (a pesar de su vena folkie, country, etc... con la que no comulgo del todo) no tiene mal gusto y sin duda, al igual que con los Pixies, apreciará a una de las dos últimas bandas que han presentado un sonido rockero realmente propio...todo lo que ha venido después de estos (sin depender de truquitos de estudio) y los duendes, bueno, malo o regular es mera recreación de cosas ya inventadas.
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