Working Man’s Cafe (2007)
El sexagenario ex-líder de The Kinks, Ray Davies, se ha embarcado en su segunda aventura en solitario, el anterior disco “Other people’s live” del 2006 nos traía a un Ray intentado rehacerse, reinventarse sin sus Kinks y sobretodo sin su hermano Dave, el alma del ya añorado grupo, pero se quedó en el intento, un disco solvente pero sin la pegada de antaño, las letras apuntaban alto, como siempre, su capacidad narrativa y humor cínico y corrosivo, muy inglés, seguían intactos, pero la banda era algo sosa, le faltaba alma y en directo parecían una banda de aficionados, que sólo caldeaban el ambiente cuando el bueno de Ray guitarra acústica en mano cantaba con alegría los viejos éxitos de The Kinks, en aquel disco destacaban algunas canciones, y es que tenía un buen puñado, como por ejemplo “Things Are Gonna Change”, “Next Door Neighbour” y “The Tourist”, pero eran un espejismo, funcionaban como single pero no como un largo. Un año después sale de regalo con el The Times, en lo que es una nueva estrategia publicitaria, el disco “Working Man’s Cafe” y como no, ya se encuentra por la red y por supuesto en mi disco duro, de primeras, parece una continuación mas que lógica del anterior disco, muy parecido, aunque se deja notar ese aroma a Nashville, donde ha grabado el disco, por cierto, con nueva banda, se agradece Ray, que hace que todo parezca mas conjuntado, suena mas banda, y suena a los Kinks de los 80, cosa que por otro lado no me alegra en absoluto, destacamos la canción que da nombre al disco “Working Man’s Cafe”, “Vietnam Cowboys” y “In A Moment” aunque habrá que prestarle mas atención. Por tanto, tenemos otro disco mas de un dinosaurio del pop-rock inglés que dejó su mejor época en algún momento de los setenta y de eso ha llovido mucho, pero de todas maneras tiene un par de canciones, algunos momentos que recuerdan lo que fue, un grande, un referente, uno de los geniecillos british, sobretodo a nivel de composición y narración muy tradicional inglesa y al que siguieron los Townshend, Weller, Morrisey y Albarn. Un disco prescindible, sin duda, pero mientras se espera una posible reunión o gira, los seguidores de los Kinks lo escucharemos con cariño.
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