Extraños en un tren (1951)
En 1951 el genial y rechoncho Alfred Hitchcock ya había realizado alguna que otra obra maestra de esas que encandilan a Nikochan como “39 escalones” (1935), “Rebeca” (1940), “Recuerda”(1945) o “Encadenados” (1946), así que el éxito de la película de ese año “Extraños en un tren” no cogiera a nadie por sorpresa. La historia, genial: Bruno Anthony ricachón de nacimiento cansado de su padre se encuentra en un tren con un tenista, Guy Haines que espera un divorcio para casarse con la hija de un importante político, el amigo Bruno elabora un plan, cada uno debería matar y eliminar al problema del otro, nadie sospecharía de ellos, Bruno cumple su parte, Haines no, esto enfada a Bruno de tal manera que decide presionar a Haines apareciendo en su nueva y acomodada vida. El señor Hitchcock nos entrega una película espectacular, llena de intriga, con secuencias inolvidables como el momento en el que asesinan a una chica y el asesino se ve reflejado en sus gafas, el momento en que enfoca a los pies de los protagonistas y los sigue hasta que suben al tren, impagable, y la pelea en el tiovivo, joder, que grande!. Y la actuación de Robert Walter interpretando a Bruno Anthony, el lunático hijo de papá algo atormentado, muy poco cuerdo pero muy inteligente que elabora ese plan maquiavélico que llega a realizar a pesar de no contar con la aprobación del otro implicado, reíros de Perkins interpretando a Bates, Bruno si que da miedo, es un tipo que podría ser tu vecino. Finalmente recordar que la aparición estelar de Alfred es muy al principio, subiendo al tren con un contrabajo y ese culo tan pero tan gordo, aparición típica del genial directo que despachaba obra maestra tras otra y si aún no conocéis bien su filmografía esta película es un buen comienzo.
Una pregunta, Sr. Niko: ha recuperado la película gracias al cable? Una servidora no la había visto aún.. y el jueves cayó.
ResponderEliminarOtra pregunta: no le parece que una película más o menos reciente se inspira en ésta? pensemos un poco: un jugador de tenis con ansias de poder, el destino en manos del azar, ese mechero que cae o no cae, una mujer que sobra, la maldad del ser humano.. Para mi fue una revelación instantánea, un fogonazo de lucided momentánea.
Es que el Sñr. Allen tiene unos cuantos de estos plágios, tal vez demasiados en los últimos timepos, cosa que sin duda nos dice que el tipejo está algo acabado, a pesa de lo que Guzzest diga, la película Cristina, no se qué, Barcelona, creo que es una copiada de Pepi Lucy Bom y otras chicas del montón pero pasada por el psicoanalista. Y sí, el cable me dio la oportunidad de revisionar este clásico.
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