Tiene Danny Boyle la peculiar capacidad
de deslumbrarnos visualmente con sus films, de mantener un ritmo
endiablado y dejarnos boquiabiertos en más de una ocasión, suele
también este director de Manchester tenernos acostumbrados a que sus
films no aguanten con cierta dignidad más que un par de visionados,
normalmente el segundo ya nos hace creer que el film no era para
tanto y un tercero, indiscutiblemente, nos hace ver que el tipo en
cuestión es el rey del tocomocho. No soy muy fan de Boyle, tampoco le
tengo manía. Y sí, sí veo todos sus films, siempre. De todos ellos
me atrevo a asegurar que sólo “Trainspotting” y “28 días
después” son magníficos. Obras notabilísimas en su estilo que al
recuperarlas con los años no pierden ni un ápice de interés ni de
calidad, ni nada de nada. Otras, en cambio, como “Slumdog
Millionaire” ni se os ocurra volverlas a ver pues el primer
visionado deslumbra y alucina pero el segundo.... Después están
esas pelis de Boyle donde el tipo se cree Scorsese y le sale un
pestiño como “La Playa” o directamente churros, mediamangas y
mangoteros como “Una historia diferente”... Donde colocamos pues
“Trance” del año pasado? Pues no lo tengo muy claro, es un poco
un resumen de sus buenas y malas cualidades, todo en uno. De entrada
el plantel de actores es interesantísimo: James McAvoy, Vincent
Cassel y Rosario Dawson forman la tripleta protagonista, el círculo
enamoradizo, el triangulo vicioso... Antes de comenzar a despellejar
quiero hacer un paréntesis: Rosario Dawson está increíblemente
buena, sale totalmente empelotas y eso es de agradecer, por tanto
recomiendo encarecidamente este film a cualquiera que ver a la
Rosario en bolas no le amargue un dulce, no os diré en qué minuto sale para que os traguéis el pastiche de Boyle... , ahora sí... vamos
para allá: la cosa es que la película empieza como un tiro, promete
la de Dios pero luego más bien nos quedamos en las promesas de
Rajoy, es decir, en nada (aunque ya nos gustaría que cada vez que
Rajoy miente al menos nos diese un tipa en bolas del nivel de la
Dawson). Como iba diciendo, la cosa promete con el robo de un cuadro,
todo visual y rítmicamente de fábula hasta que el robo sale mal y
el pardillo del protagonista la caga. Es decir, a los diez minutos se
jodió el film. Yo lo seguí viendo porque el amigo Savoy Truffle me
dijo que lo hiciese, gracias Savoy, ahora tengo una Diosa a la que
rezar. Luego el film se vuelve soporífero con una intriga que da
vueltas sobre la hipnosis, sobre el potencial de ésta sobre las
mentes humanas, sobre lo que es real o no teniendo como sacerdotisa a
la Dawson que podríamos decir que es una bruja moderna que embruja a
los hombrecitos para conseguir sus propósitos, un cuadro este caso, el de “El vuelo de
brujas, de Goya” (qué casualidad más casual). Al final, y perdonadme
que os joda el film, la bruja se come el pastel. Todo el rollo
psicológico que nos da Boyle aburre que ni os cuento. El tipo quiere hacernos ver que
lo que hace Nolan lo hace él con la punta del nabo y no es así,
aquí le sale un pastiche considerable, aburrido, soporífero e
indigesto. Yo ya tengo mi film favorito sobre robos/hipnosis de la
historia que es ni más ni menos que “Un diamante al rojo vivo”,
sí aquella grandísima película de Robert Redford y George Segal. No me canso nunca de
verla. Así que cierren los ojos, respiren profundamente, e
imagínense que nunca han visto “Trance”, vuelvan a respirar y
piensen que al despertar además de no recordar el pastiche de
film de Boyle les esperará en su cama completamente desnuda (y
rasurada) Rosario Dawson dispuesta a ver “Un diamante al rojo vivo”
y luego a ponerle a usted también al rojo vivo. Recuerde. Relájese. Respire hondo... Comenzamos la cuenta atrás: 3,...., 2...., 1..... Afganistán
Bananastán!
La vi hace algun tiempo...Lo mejor ver a Rosario como NUNCA!!!
ResponderEliminarA+
Solo se ve la rosario? Eh, que no le hago ascos, pero..
ResponderEliminarDaremos una oportunidad al film, aunque sea solo para comentar el tema.
KSS