
El film es larguísimo, y más denso que el cemento. Después de mas de dos horas de película me doy cuenta que no he entendido su significado, me he perdido en muchos de sus pasajes y no he llegado a conectar con Kaufman. Y es que el tipo está a años luz de los guionistas de Hollywood. Tengo la extraña sensación de haber visto un peliculón pero también de no haber entendido ni la mitad de lo pretendido. Eso sí, la actuación de Philip Seymour Hoffman, como viene siendo habitual, es indiscutiblemente monstruosa. Es con total seguridad el mejor actor en activo. Volviendo a lo de la compresión…., la volveré a ver estos días, seguro que se me ha escapado algo que hilvana todo a la perfección. A parte del extraño y complicado guión y de la tremenda actuación de Philip, hay que destacar las bellísimas imágenes que logra ofrecernos Kaufman, como un plató de teatro tan grande como una ciudad que representa la realidad que envuelve la vida cotidiana de su creador, el del film, y que sólo puede salir de la mente del auténtico creador, Kaufman, el verdadero, el real. Coño, ya parezco el film, no sé si es real, o es ficticio, si sucede o no, si sólo pasa en la mente del director del film, del de la obra de teatro, del que interpreta al director de la obra de teatro… joder, qué complicado. Por último señalar el elenco actoral que quita el hipo: Samantha Morton, Michelle Williams, Catherine Keener, Emily Watson, Dianne Wiest, Jennifer Jason Leigh, Hope Davis, Tom Noonan, etc, etc…Supongo que el film es una autocrítica y autoparodía que Kaufman se fabrica para él solito, para su uso y disfrute, hay tantas cosas que se ma han escapado, tantos matices, que supongo que es inevitable un segundo visionado. En esas estoy, no sé si me ha gustado o no, si hay que recomendarla o no, no lo sé, pero es tan extraña y da tanto que pensar, y claro como lo de pensar está en extinción, pues uno cree que hay que verla, si es necesario las veces que haga falta.
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