Un ser llamado Guzzest
En una galaxia muy, muy, pero que muy lejana (bueno, no tanto) existía un pequeño planeta sin nombre, sólo habitado por un extraño ser, llamado guzzest, era un ser algo rechoncho, con perilla, dado al alcohol, tabaco y drogas varias, cada día antes de acostarse se sentaba en el polo norte de su pequeño planeta a observar el nuestro, la Tierra o planeta azul o el estercolero galáctico…, y mientras observaba se encendía un purito, daba una gran calada y..seguía observando, de repente cogía un vaso lleno de Jack Daniels on the rocks y daba un soberano trago a la vez que escuchaba una música extraña de un tal Declan Patrick MacManus, por alguna razón un día su diminuto planeta fue invadido por una raza alienígena, los Pini. Eran unos seres grandes, corpulentos, que vestían de corto, a franjas azules y blancas, y llevaban una extraña inscripción en la frente: “amo a Pórtland”, el objetivo de los pini (marido y mujer) era hacerse con el pequeño paraíso de guzzest, no, no, no era su pequeño planeta ni su música horrenda, eran los puritos y el Jack Daniels, así pues ambos golpearan a guzzest en la cabeza al estilo Bud Spencer y se llevaron su deseado tesoro. Entonces Guzzest anclado en el suelo sacó de su maleta una botella de vino tinto del barato y su paquete de camel y siguió observando impertérrito. Al cabo de unos días recibió la visita de flush, un viejo amigo, flush era un tipo alto, desgarbado, con gafas a lo Woody Allen, el objetivo de flush no era otro que hacer negocio y le ofreció a Guzzest unos cigarrillos risueños y un libro en blanco, le dijo – Sí pruebas mis cigarrillos te regalaré el libro mágico, solo así podrás descubrir cual es el sentido de la vida.- Guzzest como le gusta probar todo se fumó cuatro cigarrillos risueños de golpe, nunca aprenderá, y se quedó totalmente en el limbo, flush aprovechó entonces para robarle lo poco de valor que le quedaba, no coño, la puta música no, le cogió las botellitas que le quedaban y desapareció en la nada. Al despertar, Guzzest pudo apreciar que el libro ya no estaba en blanco, había una frase escrita, era el sentido de la vida, y a pesar de que la jaqueca y las nauseas le atormentaban cogió con valor el libro y leyó: “Carambiruri carambirura yo no sé que tienes que cada día te quiero mas”, entonces al leer el gran secreto en voz alta tres veces mientras se comía un limón, apareció la raza mas peligrosa de la Galaxia, las Cucu, estas tampoco venían por la música, ni por el puto planeta, ni por la bebida, ni por el tabaco, venían para llevárselo, que jodías!, y así abdujeron a Guzzest. Así que cuando miréis al cielo, y veáis una mancha negra marronosa, os acordaréis de aquel ser llamado Guzzest que vivía en un planeta sin nombre, y que al ser abducido tuvo un apretón y dejó un derrape tal que aún hoy se ve por toda la galaxia.
Es muy bueno nikochan, muy divertido. Me tienes que pasar un poco de lo que estés tomando, y si me quieres dejar un libro mágico de estos también te lo agradeceré.
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