Parece mentira que tenga que ser un ilustre señor de 67 años quién tenga
que remangarse, coger el toro por los cuernos y zarandear la
industria discográfica. En la era de iTunes, las descargas de
canciones de dos minutos, el escuchar y tirar, en la época donde
todo va tan rápido que nadie es capaz de sentarse como antiguamente
a escuchar música, concentrado, paladeando cada nota, cada riff,
cada inflexión de voz, escuchando cada canción una y otra vez sin
cesar, durante horas, durante días, durante semanas y meses, Tito
Neil es de los pocos que consigue centrar toda nuestra atención en
él, en su obra. Si bien este es el año de la arruga, donde grandes
dinosaurios del rock dan un puñetazo sobre la mesa para poner a cada
cual en su sitio, nadie esperaba que los dos grandes tótems de la
música americana entregasen trabajos dignos de sus mejores épocas.
La exigencia con ellos siempre ha sido máxima, de ahí que cuando
bajan un poquito el nivel y se quedan en notable haya algunos
aprovechados que comiencen a tacharlos de vejestorios acabados pero
ellos están por encima del bien y del mal, pertenecen a ese selecto
club por derecho propio y por supuesto nada de eso les perturba, nada
de eso les preocupa, ellos van a la suya, nadando contracorriente,
contra viento y marea. Si papá Bob nos trajo la tempestad, Tito Neil
nos ha traído la electricidad del relámpago. Ya dio el aviso con
"Americana" este mismo año aunque ese disco fue un
calentamiento, un capricho, un ensayo para retomar sensaciones
pérdidas con sus antiguos compinches, sí, esos Crazy Horse que
continúan en plena forma. En otros tiempos este "Psychedellic
pill" hubiese sido un espectacular y raro doble LP de vinilo de
esos que cuestan un ojo de la cara y que levantan pasiones, bueno, y
lo es. Pero no es disco fácil, es un disco muy exigente, para
especialistas en Young, desde luego si nunca has catado a Tito Neil
no empieces por aquí, no porque no sea un gran disco pues
sobradamente lo es, pero no esperes aquí nada inmediato, esto es un
puchero que va cociendo a fuego lento, con su espinazo, su costilla,
su pollico, sus patatas y garbanzos..., esto es gloria bendita pero
hay que estar preparado para ello pues así de primeras te podría
coger una indigestión. Por ejemplo, Young abre el disco con una
pieza de 28 minutos y se queda tan pancho, toda una cara A de un
vinilo, y consigue que parezca corta el muy cabronazo. Una obra
maestra de la que no eres consciente de primeras pero que a base de
escuchas te va engatusando de mala manera, te embruja y te hace
estremecer. Sí, así es Young, un maestro, un brujo. Un caballo loco.
Neil Young - Psychedelict Pill (2012): 01.- Drifting Back/ 02.-
Psychedelic Pill/ 03.- Ramada Inn/ 04.- Born
in Ontario/ 05.- Twisted Road/ 06.- She's Always Dancing/ 07.-
For the Love of Man/ 08.- Walk Like a Giant/ 09.- Psychedelic Pill
(alternative mix).
"Drifting back" abre como decía el disco de forma magistral. Intimida de
primeras pero enseguida te ha seducido con ese mantra acústico que
se revela en electricidad pura. No quiero hacerme pesado al hablar de
esta canción ni del disco, otros ya han hablado muy bien de él, de
todo. Con más conocimiento de causa y con más pasión. Un servidor
viene a explicar que ha vuelto a sentir "eso" con "Drifting
back", ese cosquilleo, ese no sé qué, esos pelos de punta, esa
magia que parecía haberse perdido. No puedo dejar de escucharla y
por circunstancias la llevaré grabada en mi cabeza siempre.
Escucharla a las tantas de la madrugada sentado en la butaca de una
habitación de hospital al lado de mi hija de casi dos años ha sido
una experiencia sobrenatural. Oscuridad y silencio absoluto roto sólo
por el débil ronquido de mi niña, y en mis oídos Tito Neil
susurrando ese "i'm drifting back....·. Eso es, magia. Sólo
con este tema uno puede darse con un canto en los dientes, es
suficiente para mantenernos contentos y extasiados, pero hay más,
mucho más. Lo que pasa es que un servidor ha quedado prendado de tal
manera de ese temazo que entre que estoy medio embrujado por él y
que dura lo que dura, pues casi no he escuchado el resto del disco
como me gustaría. Esa es la verdad y no quiero mentiros. Eso sí, puedo deciros que lo que vendría a ser el disco uno es pura
dinamita, además de la comentada “Drifting back” tenemos ese
riff abrasador de “Psychedelic pill”, seguida de la que podría
ser mi favorita del disco, esa fantástica “Ramada Inn” que nos
trae al Young de siempre, al gran Young. Sabor clásico total. Para
acabar el primer volumen nos regala “Born in Ontario”. Como dije
no he escuchado todo el material como debiese, la verdad es que el
disco dos ha sonado poco de momento, lo voy descubriendo sin prisa
pero sin pausa, saboreando cada riff, cada frase de Neil. De esta
segunda parte me quedo con el pelotazo de “Walk like a giant”
aunque estos últimos días “She's always dancing” me está
llevando al huerto. Ya digo, un disco difícil pero grandioso, un
disco que gana con cada escucha, que sabe y huele a clásico y que
rememora los buenos tiempos de Young y los Crazy Horse. Y pensar que
tenga que venir un abuelo casi setentón a darle un electroshock al rock de hoy en día.... Tremendo.
Querido Nikochan si, y mil veces si, este Psychedelic Pill es una obra maestra cocinada a fuego lento. Lo de Tio Neil es de otro planeta, porque se la pela completamente si ahora se lleva esto o aquellos, y casi te diría que se esfuerza en ser lo más anti-moda que se pueda.
ResponderEliminarQué manera de poner los ingredientes poco a poco, de dar ese riff en el momento adecuado, de hacer esas introducciones de dos minutos que parecen 15 segundos...
Tio Neil es básico, es un caballo loco, pero qué caballo, un pura sangre!!!!
Un abrazo.
pues si que es un discazo, de todas maneras a mi , personalmente, me cuesta escuchar un tema de 28 min, donde mas de 20 min son instrumentales. efectivamente es un disco dificil, demasiado para mi.
ResponderEliminarun abrazo,
Nikochan, esta frase me ha emocionado tio: “Escucharla a las tantas de la madrugada sentado en la butaca de una habitación de hospital al lado de mi hija de casi dos años ha sido una experiencia sobrenatural”. Me ha recordado a cuando nació mi niña y yo tenia Freedom como banda sonora. Neil es lo mas grande. Y punto. No hay nada ni nadie como el.
ResponderEliminarPara mi, la píldora es grandiosa. Su mejor disco desde Ragged Glory y supera a este en sus melodías.
Mi favorita es Ramada Inn. Inexplicable la conexión que siento con Neil cuando la oigo. Un lazo que me une a el totalmente.
Drifftin Back es un disco por si mismo. Dura mas que un disco de los Ramones, pero ya es eterna.
Neil lo ha vuelto a hacer, ya lo creo. Obra maestra atemporal.